Diálogo Regional. Cambio Climático en Centroamérica: Desafíos para la Gobernanza Territorial

La región centroamericana es altamente vulnerable al cambio climático. Además, es una región articulada a distintas dinámicas globales con impactos altamente degradantes a raíz de las inversiones (turismo, exploración y extracción petrolera, construcción de plataforma logística, agrocombustibles y minería). Ambas tendencias tienen fuertes implicaciones para las poblaciones locales, sobre todo las comunidades que dependen más de los ecosistemas y recursos naturales en los territorios rurales. Estas son dinámicas poco evidenciadas y analizadas, mientras se convierten, cada vez más, en fuentes de nuevas disputas que amenazan los derechos y los medios de vida de las comunidades campesinas, pueblos originarios y afrodescendientes.

Sin embargo, las distintas agendas frente al cambio climático aparecen fragmentadas. Los gobiernos, movimientos sociales y actores territoriales, promueven acciones desde dos lógicas aparentemente separadas: la mitigación y la adaptación. La primera responde a una agenda global orientada a reducir emisiones de carbono o aumentar la capacidad de almacenamiento, a través de la conservación y manejo sustentable de los bosques; y la segunda se vincula con los desafíos de reducción de la vulnerabilidad y el fortalecimiento de la resilencia local, incluyendo la seguridad alimentaria, la transformación de la agricultura y la restauración de ecosistemas, entre otros. Esta fragmentación incide en la orientación de políticas y programas parciales que refuerzan falsas dicotomías (entre la agricultura y la conservación, mitigación vs. adaptación, etc.) y supuestos anticuados (como que las comunidades rurales pobres son depredadores del medio ambiente) que amenazan el ejercicio de los derechos de comunidades y la gobernanza territorial.

En Centroamérica, los esfuerzos para enfrentar los impactos del cambio climático requieren de un planteamiento integrado e incluyente. Por ejemplo, en la vertiente Caribe del istmo, donde están la mayor parte de los bosques, prevalecen iniciativas volcadas a la mitigación del calentamiento global, tal como ocurre con las agendas vinculadas con REDD+, incluso con algunas perspectivas territoriales y de gobernanza, pero sin incorporar estratégicamente los desafíos de la adaptación. Mientras que en la vertiente pacífica, a pesar de que se priorizan mucho más las agendas relativas a la reducción del riesgo y la adaptación, es evidente la ausencia de una perspectiva territorial y de paisaje, pero, también, de una vinculación estratégica con la mitigación.

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